Sindicalismo en México

La historia de los sindicatos se remonta a los inicios de las primeras ciudades.

La primera huelga documentada de la historia, se produjo en Egipto en tiempos de Ramsés III (1165 a.C.). se conoce su existencia por el “Papiro de la Huelga” conservado en el Museo Egipcio de Turín, en Italia. Allí se encuentran documentadas esas huelgas protagonizadas a través los obreros del Valle de los Reyes, que eran empleados del faraón y trabajaban ocho días de cada diez de la semana egipcia.
Cobraban un salario generalmente en especie, y vivían en la aldea de Deir El-Medina, "El lugar de la Verdad", localidad situada en un pequeño valle en la región Tebana.
Este lugar fue excavado por el francés Bruyére y el checo Cerny, entre 1941 y 1951, encontrándose valiosos datos escritos en papiro que se supone fueron elaborados por el escriba Amennakht. La aldea tenía 70 casas donde se supone vivían unos 120 trabajadores y sus familias. Durante los días de trabajo, no podían abandonar la tumba, excepto en festividades o por orden del patrón, y como medida de control se pasaban largas listas cada día. Los salarios se pagaban por adelantado, a principios de mes. Aunque en esta época del Imperio Nuevo fueron frecuentes los retrasos. Se han encontrado ostracas (remanentes de estelas o papiros) que narran como las raciones eran manipuladas y comenzaban a llegar tarde.
Y el hambre les hizo tomar la única decisión posible: los trabajadores se amotinaron, abandonaron su trabajo y se encaminaron hacia los templos para entrar a la fuerza y reclamar su pago. Y lo consiguieron, pero al poco tiempo el retraso se repitió, y con él, las huelgas. Coincidió la segunda huelga con la visita del Visir-Ta, consiguieron entonces raciones completas, pero se les advirtió que si volvían a los paros serían severamente castigados.
La situación de las siguientes generaciones, bajo el mando de los sucesores de Ramsés III, no mejoró, y tuvieron que volver a movilizarse. A veces los paros duraban solo días, otras semanas e incluso meses.
Otra huelga famosa es la efectuada en el año 1490 a.C., durante el reinado Faraónico de khephren por los Ladrilleros prácticamente todos de origen judío de Egipto, debido a que el trabajo era brutalmente desgastante, como nos enseña el testimonio dado en un muy antiguo papiro denominado la “Instrucción de Kheti” que dice: “debo hablarte también de los alfareros. Sus riñones sufren porque trabajan al sol, poniendo ladrillos, sin ninguna ropa en lugar de la falda o kilt, llevan sólo un trozo de taparrabos. Sus manos están hechas tiras a causa del cruel trabajo; tienen que amasar todo tipo de inmundicias. Comen pan con sus manos, a pesar de que solamente se las pueden lavar una vez al día”.
También hay una cita del autor Maspero en un libro llamado "En Tiempo de Ramsés y Asurbanipal", donde aparece un precedente análogo, al hablar de una huelga de los albañiles de Tebas, empleados en las construcciones del Templo Mut, que exponen sus quejas al Gobernador de la ciudad y aunque era obligatorio el trabajar a grandes alturas, especialmente en Templos de roca, ésta no era su queja, aun cuando los albañiles debían trabajar colgados y sin ningún equipo de protección y la mortalidad laboral era muy alta, su principal malestar se centraba por la parvedad de sus salarios, la mayor parte alimentos de muy mala calidad. En él se describen reuniones de obreros que discuten y preparan el abandono del trabajo, en protesta, si sus condiciones no son cambiadas.
Ya más avanzados los tiempos, uno de los grandes observadores sociales de aquel entonces, Goya, realiza una de las obras más conocidas de este período: “El albañil herido”, pintado entre 1786 y 1787. De formato muy estrecho y alto, condición impuesta por razones decorativas, representa a dos albañiles que trasladan a un compañero lastimado probablemente tras la caída de un andamio, y representa una protesta y testimonio gráfico sin precedentes en la industria de la construcción de las condiciones de sufrimiento del artesano constructor.
En España los datos de las organizaciones de la construcción más antiguas tienen sede en la región de Cataluña en la constitución del gremio de canteros y albañiles de la región. De los datos recaudados se sabe que era un gremio muy activo desde el año 1211 e incluso se sabe tenían tabuladores mínimos de su trabajo en los que se determinaba precio y rendimiento.
Ya en la Colonia y reproduciendo el esquema de España, las Ordenanzas del gremio de albañiles de la Ciudad de México fueron redactadas por los maestros en albañilería en el año de 1599, mismas que fueron entregadas al cabildo para su revisión y fueron reconfirmadas por el Virrey Conde de Monterrey en ese mismo año.
En los primeros años, y para distinguir a los indios que tenían algún oficio, en oposición a los no especializados, se instituyó el término de oficiales, y se obligaba a cada pueblo a proporcionar determinado porcentaje de tributarios para servir a los españoles en sus diferentes proyectos.
Los aprendices y oficiales de albañilería tenían prácticamente las mismas funciones que las que tuvieron estos trabajadores en Europa teniéndose el dato en el siglo XVIII. Para poder presentar un examen para maestro albañil debían tener seis años de experiencia como oficial con un maestro arquitecto examinado, sabiendo mampostear, asentar y cantería, además de esto debía saber leer, escribir y contar principios de geometría y montear, reducir y cuadrar.
Aunque similares en su estructura a los españoles los gremios de la construcción en el nuevo mundo no eran iguales. La estructura gremial era la misma: aprendices, maestros, oficiales y veedores (supervisores que mantenían la calidad). Así mismo las ordenanzas de albañiles de la Ciudad de México en el año de 1599, solo coinciden en algunos puntos con los de la Nueva España y fueron, aunque organizaciones creadas para controlar las características y calidad de los trabajos, así como para determinar las políticas propias del gremio.
Otro aspecto interesante era la capacidad de diseño y ejecución que el gremio ha desplegado en la historia durante los siglos XVI y XVII en México. En ese entonces la construcción estaba a cargo básicamente del gremio de albañiles y, a partir del siglo XVIII, es el arquitecto el que dirige y es responsable de la obra, pero definitivamente los constructores en obra no contaban con la supervisión directa del arquitecto que, aunque sí llegaba a visitar la obra, tenía una posición mucho más elevada y por obvias razones la escases de estos profesionales los hacia inaccesibles de manera consuetudinaria en una obra.
Independiente de los "oficios de arte", como era considerado el de albañil, existían otros oficiales de la construcción no considerados artesanos, como el Tetzonzonque (picapedreros), Texima (labradores de piedra) y Cuauhxima (carpinteros).
El Acarreo y transporte de materiales, sus inicios en el país.

Camiones
Los primeros camiones de carga en llegar a México fueron los famosos Hansa-Lloyd. El primero que tenía la capacidad de volcar por medio hidráulico fue el modelo 1920 y fue usado en los años 30’s y 40’s permitiendo una gran movilidad y mayor volumen de trabajo. Allí es donde nacen los primeros transportistas que, con sus famosos ayudantes, adquirieron con grandes esfuerzos sus unidades proporcionando los primeros servicios de carga y transporte de materia.
Junto con el Lancia y otros modelos, a las empresas constructoras les quedarían los modelos más caros y sofisticados conocidos por su marca original "Euclid". Estos eran especialmente diseñados para las condiciones todo terreno y son camiones de alta duración y capacidad producidos originalmente en Ohio Estados Unidos por la Familia Armington y posteriormente comprados en la década de los 50 por la General Motors. Estos camiones no se encontraban (ni se encuentran) dentro de las capacidades adquisitivas de los compañeros transportistas y eran (y son) usados bajo arrendamiento o en propiedad de los grandes consorcios de la construcción.
Sin embargo hay que recordar que en 1959 el Departamento de Justicia de los Estados Unidos, bajo la dirección del fiscal General William P. Rogers, iniciaría una demanda anti monopolio bajo el acta Clayton en Contra de la General Motors por su control agresivamente dominante del mercado, obligando a vender y posteriormente diseñar una nueva marca, aunque esta resolución judicial era a favor de las grandes empresas Americanas permitió un respiro a los pequeños trabajadores del transporte de carga Americano, que de manera individual o con pequeñas flotillas intentaban hacer competencia en las obras fuera de carretera y en consecuencia también produjo un efecto preventivo en el mercado mexicano evitando la devastación de los trabajadores de acarreo en México.

Equipo pesado y los primeros operadores
Junto al mejoramiento de los camiones también vendría aparejada la invención de diversos equipos de construcción desde la época romana con las grúas que seguirían un desarrollo independiente hasta la primera decena del siglo XX en la que se inventaron diversos sistemas. Sin embargo, el antecesor de la moderna maquinaria de construcción es básicamente John Deere quien inventó y produjo los primeros equipos exitosamente comerciales de maquinaria de construcción tales como aplanadoras, cargadores y motoescrepas mecanizadas. Paralelamente la industria europea innovaría diversos equipos. En 1954 las empresas Bolinder-Munktell y Bröderna Lundbergs de ingenieros mecánicos suecos, lanzarían su concepto de cargador trasero cambiando un tractor ordinario en un cargador con excepcionales cualidades.
En la actualidad un sinnúmero de transportistas luchan por obtener trabajo en las diversas obras del país enfrentando los incrementos en los insumos de materiales y el deterioro de sus unidades, La Secretaria de Comunicaciones y Transportes Mexicana S.C.T., anteriormente fijaba precios mínimos de los costos de acarreo, sin embargo, esa práctica fue abandonada y en la actualidad, contrario a lo que la mayor parte de las personas y analistas piensan, se han provocado distorsiones serias en los costos pues encontramos lugares donde la tarifas llegan a ser un 70% más bajas, sin mediar variables reales que definan estos cambios en los precios mismos.
Sindicatos Blancos y la simulación sindical en la industria de la construcción, sus efectos en los trabajadores y en las empresas.
“Los contratos de protección son una construcción particular del sistema laboral mexicano que, lejos de desaparecer y a pesar de los supuestos avances democráticos que se han experimentado en el país durante los últimos años, se han consolidado y acentuado, constituyendo una verdadera contraofensiva democrática” (María Xelhuantzi López).
Ya para mediados de los años 80 nos encontraríamos con una serie de agrupaciones sindicales que su único objeto era la afiliación fantasma. Dichas organizaciones se multiplicaron y hoy día forman miríadas de pequeños negocios familiares. Estas organizaciones no proveen de los mínimos elementos para ser llamados sindicatos y están destinadas tarde o temprano a su desaparición. Su capacidad nula de negociación con organizaciones reales, así como su práctica de reventa de contratos de acarreo y construcción, solo han hecho un acto inmoral el crear un sobre costo a la industria constructiva del país.
El sindicalismo mexicano aceptó su creciente degradación y participó activamente en la generalización de una práctica que en el viejo modelo económico solamente tenía presencia marginal en sectores atrasados del mismo, de baja productividad, como era el caso del sector del vestido y de la construcción.